Viajar abre el alma. Esta es una certeza compartida por mucha gente. En mi vida, viajar ha sido además una vocación en cierto modo y, desde luego, un privilegio y una enseñanza. Durante unos años viajé por todo el mundo (casi cuarenta países de cuatro continentes) dando formaciones a profesionales que, de un modo u otro, trabajaban para la prevención y erradicación de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes. Trabajé con profesionales del ámbito educativo, social y sanitario, con periodistas y legisladores, etc. Y lo sigo haciendo a día de hoy.

Y mi trabajo tiene una característica diferente a otro tipo de viajes. En los talleres, las formaciones me encuentro hablando con la gente de sus familias, el modo en que les criaron, su forma de ver la vida o sobre si pueden abrazar o acariciar a sus bebés, entre otras mil pequeñas cosas. Hablamos de sus figuras parentales y de sí mismos como madres y padres. No es un contenido teórico, porque no puede serlo si quiero que esa formación resulte eficaz. O convierto el contenido en vivencia y logro que las personas enlacen con su “niño o niña interior” o no voy a lograr el objetivo que persigo.

Y desde ese conocimiento de las comunidades donde trabajo y de los países que visito, he ido construyendo algunos esquemas técnicos que me han servido muchísimo en mi trayectoria profesional. Este mes en el artículo “Individuo, comunidad y sistema” con el que contribuyo a “Renovando desde dentro”, he querido desarrollar uno de esos esquemas. Aquí podéis acceder a él y descargarlo para su lectura.

El esquema es sobre los tres pilares que son necesarios para que una sociedad se desarrolle plenamente: el individuo, la comunidad y el sistema. Y sobre qué es lo que ocurre cuando sacrificamos o dejamos caer cualquiera de esos tres pilares. Los necesitamos los tres para desarrollarnos sanos como personas y como sociedades. Y, sin embargo, cuando viajas por el mundo puedes ver cómo en diferentes regiones se ha sacrificado uno de esos pilares. Y cómo los tres pilares se interrelacionan entre sí en juegos de poder que pueden llegar a ser muy destructivos.

Este esquema lo he usado para desarrollar y evaluar programas de intervención, para evaluar sistemas, especialmente el sistema de protección en diferentes países, para realizar análisis de riesgos en diferentes contextos y para la misma comprensión del ser humano. Por eso he querido escribirlo y compartirlo. En la línea de siempre de la filosofía de Espirales CI de generar redes y promover criterio técnico me pareció que podía ser útil compartirlo. Porque a mí me ha servido mucho, porque siento que es potente y puede ser útil a mucha gente. Espero no equivocarme.

Pepa Horno